Un sueño en la plaza
Hace unos dias, sentado en la plaza de la intendencia, revolviendo en mis adentros no se que chapita ruidosa de melancolia o recuerdos, mori.
No estaba sentado, estaba parado sobre una piedra, o mejor, en la estatuarenegrida que celebra a varias especies de soldados fracasados a su manera. Yo estaba agarrado del mastil de su bandera, en actitud de lucha...No, si, de lucha...y de melancolia. Y mientras leia, con la otra mano tomaba mates y con la otra...no se, me sentaba. De repente, aparece al lado de la Torre Angela, sombreandole su tosco cuello aterrorizado, un dinosaurio gigante, quizas Godzilla, el cual, despues de hacer un cirquito de gruñidos y berrinches, en las fuentes de la plaza Italia, se refresca las patas.
Yo, viendo esto, le fulmino relampagazos y le lanzo grandes cantos rodados choreados a la cañada. Me trepo al edificio de Tania y lo escupo, ante su completa indiferencia, tan preocupado como estaba en sacudirse sus tabanos, grandes, como es logico para incomodar a alguien de su tamaño, como esbeltos fiat 600. Y yo, viendo que estaba lejos, y que no llegaba ni a escupirlo, ni a incomodarlo con mis piedras ni mis rayos, salto y me rompo contra el piso como un jarron o un cuadro: no debo olvidar que en un mundo como este no se puede volar.
No estaba sentado, estaba parado sobre una piedra, o mejor, en la estatuarenegrida que celebra a varias especies de soldados fracasados a su manera. Yo estaba agarrado del mastil de su bandera, en actitud de lucha...No, si, de lucha...y de melancolia. Y mientras leia, con la otra mano tomaba mates y con la otra...no se, me sentaba. De repente, aparece al lado de la Torre Angela, sombreandole su tosco cuello aterrorizado, un dinosaurio gigante, quizas Godzilla, el cual, despues de hacer un cirquito de gruñidos y berrinches, en las fuentes de la plaza Italia, se refresca las patas.
Yo, viendo esto, le fulmino relampagazos y le lanzo grandes cantos rodados choreados a la cañada. Me trepo al edificio de Tania y lo escupo, ante su completa indiferencia, tan preocupado como estaba en sacudirse sus tabanos, grandes, como es logico para incomodar a alguien de su tamaño, como esbeltos fiat 600. Y yo, viendo que estaba lejos, y que no llegaba ni a escupirlo, ni a incomodarlo con mis piedras ni mis rayos, salto y me rompo contra el piso como un jarron o un cuadro: no debo olvidar que en un mundo como este no se puede volar.
2 Comments:
voy de atrás para adelante, teniendo en cuenta las observaciones qu me hiciste sobre lo que publicaste, coincido, igual es genial, sos bueno, ya lo sabés, lpero tengo la sospecha que necesitas que te lo digan.
Otro tema, gracias por hacerme caer en la realidad o no se si prefiero decirte que sos un jodido porque no me dejaste vivir en una fantasía...un beso grande
jejeje que buen King Kong sos eh?
Muchas veces, por la noche, cuando paseo por el centro y elevo mis ojos a los edificios enormes y los miro repletos de gente pequeña, con diminutos muebles y luces encendidas, me quedo atónita. Ahi estan por fin cientos de casitas de muñecas llenitas de seres vivos haciendo quien sabe que cosas.
¡y me entra una melancolia de niña que ni te cuento! ja! soy mas salame que vos =P
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