El equilibrista
Camino por el centro pesado de gente, pesado como un trapo mojado de transpiracion. Respiro con dificultad pero camino sin peso, si no se cuenta el peso de la gente que se mezcla indiferenciada, con sus rostros torturados, en la indiferencia general.
Yo colgaba de mi mano una ramita desnuda de un verde fresno. Era niño. Era. Creabamos supersticiones y creabamos el honor. Andabamos en pata por el gris cemento, chapoteando bajo el sol en el espejo de aguas imaginarias. Creabamos la magia. Y me rompia a correr en punta de pies siempre sin pisar de las lozetas las rayas intermedias, pisando las pintadas de rojo, esquivando las de azul. Un dia soñe la diferencia: quizas fue el sueño el que se hizo mi religion de andar por los cordones sin caer hacia el infinito gris de la calle o al indiferenciado conjunto de lozetas coloreadas. Yo creia en las diferencias; yo creia en algo. Andaba saltando por el azul o por el rojo, saltando sobre las cuspides de grandezas y peligros. Yo era un heroe por entre donde no habia ninguno, experimente los limites. Y cuando bajo el limpido, estridente y almibarado azul del cielo en noche de luna llena, equilibraba con mis brazos mi andar por el delgado sendero de los cordones, me sentia en una canoa zurcando como una flecha el lomo de la via lactea.
Un pie y otro pie con cuidado; mas alla de eso, el abismo. Nos imponiamos nuestros limites en los margenes de nuetras arbitrariedades y sueños. Esperimentabamos los limites. Y de los limites nacieron los sueños y el heroismo; nacieron los peligros y los miedos profundos; nacimos navegantes en tierras desconocidas, cabalgantes de llanuras erizadas, caminantes de puentecitos y tuneles, de veredas y jardines. Yo ame mi isla, yo me ame a mi mismo. Reconoci mi barrio en donde este se disolvia en campitos, canchitas, la ruta y la avenida; mas alla de sus limites soñe la nada y la quise mia, sin dejar de ser yo.
Todo empezo con una supersticion y ya no queda ni eso, solo tengo el peso de la gente que se mezcla indiferenciada, con sus rostros torturados, en la indiferencia general y no se quien soy
Yo colgaba de mi mano una ramita desnuda de un verde fresno. Era niño. Era. Creabamos supersticiones y creabamos el honor. Andabamos en pata por el gris cemento, chapoteando bajo el sol en el espejo de aguas imaginarias. Creabamos la magia. Y me rompia a correr en punta de pies siempre sin pisar de las lozetas las rayas intermedias, pisando las pintadas de rojo, esquivando las de azul. Un dia soñe la diferencia: quizas fue el sueño el que se hizo mi religion de andar por los cordones sin caer hacia el infinito gris de la calle o al indiferenciado conjunto de lozetas coloreadas. Yo creia en las diferencias; yo creia en algo. Andaba saltando por el azul o por el rojo, saltando sobre las cuspides de grandezas y peligros. Yo era un heroe por entre donde no habia ninguno, experimente los limites. Y cuando bajo el limpido, estridente y almibarado azul del cielo en noche de luna llena, equilibraba con mis brazos mi andar por el delgado sendero de los cordones, me sentia en una canoa zurcando como una flecha el lomo de la via lactea.
Un pie y otro pie con cuidado; mas alla de eso, el abismo. Nos imponiamos nuestros limites en los margenes de nuetras arbitrariedades y sueños. Esperimentabamos los limites. Y de los limites nacieron los sueños y el heroismo; nacieron los peligros y los miedos profundos; nacimos navegantes en tierras desconocidas, cabalgantes de llanuras erizadas, caminantes de puentecitos y tuneles, de veredas y jardines. Yo ame mi isla, yo me ame a mi mismo. Reconoci mi barrio en donde este se disolvia en campitos, canchitas, la ruta y la avenida; mas alla de sus limites soñe la nada y la quise mia, sin dejar de ser yo.
Todo empezo con una supersticion y ya no queda ni eso, solo tengo el peso de la gente que se mezcla indiferenciada, con sus rostros torturados, en la indiferencia general y no se quien soy
4 Comments:
Me gustó bastante lo que escribiste. Quizás porque siento lo mismo. Estamos a la deriva, mi amigo. Y a veces todos parecen estarlo...
Buenísimo el texto. ¿Puede ser que lo hayas cuidado un poco más? Me dio esa impresión... está como más limpio.
Un gusto leerte.
" Un dia soñe la diferencia: quizas fue el sueño el que se hizo mi religion de andar por los cordones sin caer hacia el infinito gris de la calle o al indiferenciado conjunto de lozetas coloreadas. Yo creia en las diferencias; yo creia en algo"
Me guardo esta frase...
Muy buen texto y muy buena la idea. "Yo creía en las diferencias, yo creía en algo"...pareciera como que uno tiende a volverse indiferente a medida que pasa el tiempo. No sé, es una impresión momentánea nomás. Un saludo.
"Yo colgaba de mi mano una ramita desnuda de un verde fresno"
Esa oración inicial, me pareció extremadamente poética.
Los pesares... cosa complicada.
Me gustó mucho la descripción de tu blog, no es cursi quien sabe por qué hace algo. Y también quien no.
Pero muy noble.
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