La Hierba Terca

...Y mientras salia a caminar para volver a casa, cuando deje el portal del edificio, enroscandome en el viento como el diente de un peine en una cabellera larga, negra y lacia, fria la noche, azul el cielo, lleno de dulzor helado la caricia de la luz sobre mis mejillas, me puse a pensar que hay cosas para las que no hay derecho ni perdon, como el hacerla llorar, o el haberle matado ilusiones, o el quitarle inocencia y llenarle de lagrimas la voz y las palabras del pasado.
Y si cuando bajo la luz redonda sonreia no fue por maldad: es que pensaba que no hay derecho a que el destino destine cosas a quienes no pueden cargar con sus caprichos, asi al tun-tun. Pensaba que si no se encaprichara por meter profundo a gente asi como venimos siendo, bien hondo en vidas angustiosas, aburridas y automaticas, esa sonrisa que ella tiene podria hacer felices a muchos y esos sueños que vive, romper muchas cosas en pedacitos y rearmarse en castillos duros de rastrillitos de colores.
"Alguna vez tendre que pesar por que mierda veo el dolor y no se me esconde, como fantasma, en la pupila engañosa de quien lo sufre...Si es que alguna vez quisiera ver dolor en alguien, quisiera no verlo en ella", pensaba pateando mis pasos que vendrian, mientras escuchaba un vasito saltar del cordon a la calle, y hundir sus gritos infantiles a lo lejos, entre saltos, tumbos y tumba-carnero, y miraba al pasar un cana gordo, en una CAP, comerse los mocos, escondido en su misma oscuridad, como si tal cosa...
"Me haces mal, me haces bien, te extrañaria, pero que se yo qué sera lo mejor...seguramente que fueras feliz..."

El mundo no es un lugar tan limpio como deberia ser; Las hojas de los arboles caen pesadas de negro de humo y hollin; siempre alguno contra el vidrio apoyo curioso su nariz y esta queda alli; los papelitos viejos de alfajores reflejan sus reflejos falsos de lunas falsas; la misma veinteysiete pareciera que suda su lomo ceboso y peludo, y respira. Cuando compruebo mirando al piso, con mis manos descalzas en los bolsillos rotos (bien de noche, muy de noche) que a duras penas en mi campera las protegia, que falta una baldosa y ocupa su espacio un abismo muerto de cemento duro mal alimentado o de barro blando que se va yendo, siempre, en los pies de alguien (o que se va, cuando se seca, con el viento al aliento de alguien), pienso cómo el mundo no es un lugar limpio, cómo se envenena de sucio, hasta en lo blanco mas blanco o hasta en lo negro mas negro. Y pienso tambien en cómo en nuestro lugar (en el de "nosotros") no hay baldosa, en cómo en nuestro lugar queda solo tierra mojada, puesta ahi (vaya uno a saber por quien, vaya uno a saber por que) solamente para cobijar quizas una hierba terca que de otro modo no tendria lugar alguno en donde prenderse con sus dientes y con rabia crecer